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La situación de los enfermos mentales en Andalucía. Abril 2013
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como la creación de la fundación pública FAISEM (1993) como red de servicios
sociales específicos para pacientes mentales (con trastornos graves), y a partir de
dicho momento el progresivo desarrollo por ambas instituciones (SAS y FAISEM)
de los distintos programas y recursos que le son propios en sus respectivos
ámbitos competenciales, cuya culminación podemos situarla al final de la vigencia
del I PISMA en 2007, coincidiendo con la entrada en vigor del Sistema Andaluz de
Atención a la Dependencia (SAAD) que crea la denominada Ley de Dependencia
(Ley 39/2006, de 14 de diciembre).
Hay también otros eventos, no menores, en dicho periodo, como son la
creación de la Consejería de Asuntos Sociales en 1990, segregándose los servicios
sociales de la unificación administrativa de la precedente Consejería de Salud y
Servicios Sociales y la emergencia de los movimientos asociativos en este sector,
fundamentalmente de familiares y allegados de los pacientes.
En primer lugar, tras la desaparición del IASAM y la integración de sus
servicios administrativos en los centrales del SAS, como oficina del Programa
de Salud Mental de Andalucía, se inicia un periodo que podemos situar en la
década 1991-2000, en cuyos primeros años se demuestra la inviabilidad
que por la Consejería de Asuntos Sociales se asuma a través de sus servicios
sociales especializados los más específicos que se precisan para el colectivo
de enfermos mentales, especialmente los resultantes del último periodo de
desinstitucionalización, es decir, aquellos pacientes de externalización más
difícil, al tratarse de personas, en su mayoría, con diagnóstico de psicosis muy
residuales, gran deterioro y muy limitada funcionalidad, para los que se carecía de
recursos para su acogimiento en la comunidad. Dichos pacientes, en su mayoría,
a lo largo de los primeros años de los 90 fueron progresivamente trasladados a
las escasas Comunidades terapéuticas que en dicho periodo fueron puestas en
funcionamiento (7 y con muy escasas dotaciones de personal), lo que unido a la
práctica ausencia de servicios sociales específicos (salvo los puestos en marcha
por Faisem a partir de 1994), ocasionó cierto estancamiento en el desarrollo del
proceso y no poca confusión en la articulación del sistema y de los pacientes y
familiares afectados, circunstancia que se trasladó a las quejas de la ciudadanía
ante esta Institución, y cuya reflexión realizamos en la Queja 95/ 3096 (que
tratamos en el apartado 18.1 de este informe).
Este periodo, que se inicia con ciertos síntomas de freno en el desarrollo
del modelo comunitario, tras la creación de FAISEM adquiere un nuevo impulso
como lo demuestra cuantitativamente los recursos desplegados por esta entidad
en dicho periodo, al concluir al final con un incremento de 64 pisos (partiendo con