Página 239 - Informe_Anual_2012

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5. CUESTIONES RELEVANTES
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frente diariamente a múltiples deficiencias y lagunas. Lo cierto es que, por unas
u otras razones, especialmente ahora agravadas por motivos de la profunda crisis
económica que nos afecta, la cuestión sigue sin tener el tratamiento y atención
multidisciplinar que requiere.
Pues bien, del total de la población con problemas de salud mental, el colectivo de
niños, niñas, adolescentes y jóvenes constituye un grupo especialmente vulnerable,
con mayores dificultades para el acceso a los distintos recursos. Sin embargo, son
miembros de pleno derecho de la comunidad a la que pertenecen, lo que obliga a los
poderes públicos a garantizar las condiciones que posibiliten un efectivo ejercicio de
los derechos de los que son titulares.
Ciertamente, de todas las reclamaciones que año tras año recibimos en nuestra
Institución, sin duda, las que afectan a los problemas de la salud mental de este
sector de la población destacan por la fragilidad de sus sufrientes a la par que ponen
en evidencia los importantes déficits del Sistema sanitario público andaluz en este
ámbito. Asistimos a un importante reto al que todavía no se han destinado los medios
necesarios especializados para afrontarlo. Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos,
que se trata de una cuestión recurrente con mayor o menor intensidad, y de la que
se vienen haciendo eco las familias, asociaciones, responsables de los sistemas de
protección, o incluso del sistema de justicia juvenil.
Las denuncias en este ámbito se han hecho oír por numerosos colectivos, cuando
no ciudadanos particulares que, en su faceta de padres y madres, muestran su
preocupación por los inconvenientes que encuentran a la hora de proporcionar a sus
hijos la mejor asistencia posible.
Tradicionalmente, el motivo principal de discusión se ha centrado en la falta
de especialización de la asistencia sanitaria que se oferta a los menores, que se
traduce en carencia de dispositivos específicos para ellos, formación inadecuada
de los profesionales que se comparten con la población adulta e insuficiencia de
coordinación entre los distintos niveles asistenciales, así como respecto de los
dispositivos educativos y de servicios sociales.
En algunos casos, las denuncias también aparecen muy focalizadas en torno a los
itinerarios asistenciales de determinados pacientes, como por ejemplo los afectados
por trastornos del espectro autista o déficit de atención por hiperactividad.
Por todo ello, los problemas de salud mental en estas etapas de las personas
menores viene siendo una prioridad en las actuaciones de nuestra Institución. Fruto
de esta especial dedicación han sido las continuas referencias que sobre este asunto
se recogen en los diversos Informes Anuales, así como el Informe Especial elaborado
sobre menores con trastornos de conductas que elaboramos en 2007.