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LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LOS RESIDENTES EXTRANJEROS:
LA CIUDADANÍA INCLUSIVA
IV) La universalización de la participación política.
Como se ha mantenido a lo largo de estas líneas, la participación política
se ha erigido históricamente como la verdadera frontera de la ciudadanía
plena desde una perspectiva formal, función que ha conservado hasta
nuestros días. Hemos reconocido el proceso democratización que han
experimentado los derechos de participación política, mediante la
supresión de las exclusiones vinculadas a la posición económica, a la
raza o al género, quedando la nacionalidad como la última “llave de la
ciudadanía”.
Se han analizado diversas propuestas doctrinales para superar las
disfunciones que genera el actual “status quo”. Dejando a un lado
aquellas teorías que consideran en general que no es necesario, o incluso
contraproducente, acometer reformas que faciliten la participación
política de los residentes extranjeros, son dos las vías que tienen mayor
apoyo en la ciencia jurídica:
1) La apertura de algunos espacios de participación a los extranjeros
y modificar los criterios de acceso a la nacionalidad para
“democratizarlo”, pero manteniendo la nacionalidad como requisito
último para el ejercicio de la dimensión política de la ciudadanía sin
ninguna restricción.
2) La supresión de la nacionalidad como puerta de acceso al ejercicio
de “todos” los derechos políticos y a la ciudadanía plena.
Ya señalamos en su momento que a nuestro juicio la segunda vía
es la que ofrece unas mayores garantías para la consecución de una
verdadera ciudadanía inclusiva (especialmente a través de la denominada
“ciudadanía de residencia”), aunque la primera vía puede jugar un
importante papel de paso intermedio hacia ese objetivo final.
Sin embargo, también hemos puesto de relieve que no sólo la estructura