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Defensor del Pueblo Andaluz
b) Inadecuación terapéutica y humana del hospital psiquiátrico
La lógica de asimilación de la enfermedad mental al resto de las
enfermedades debe llevar como consecuencia, en primer lugar, al cuestionamiento
del sentido de la existencia de un lugar hospitalario de internamiento especializado
y separado no sólo conceptual sino también físicamente del resto del sistema.
En segundo lugar, obliga a cuestionarse el internamiento de personas que no
son susceptibles de intervención sanitaria. Y en tercer lugar, se debe evaluar
históricamente la funcionalidad terapéutica de las condiciones estructurales y
prácticas de los hospitales psiquiátricos.
(…) En este sentido, los resultados de la encuesta ofrecen datos
importantes que apoyan la política de desmantelamiento de los hospitales
psiquiátricos, ya que la población, en su mayoría, no cree en la conveniencia
del encierro y del aislamiento de los enfermos mentales, señalando los efectos
negativos de la reclusión, al tiempo que se posicione positivamente ante los
items que hacen referencia a las ventajas de la atención alternativa en el ámbito
importante, manifiestan cierta contradicción, al afirmar al mismo tiempo la no
convivencia del encierro y la necesidad de la existencia de grandes vallas y
guardianes en el hospital psiquiátrico.
c) La supuesta peligrosidad del enfermo mental.
Quizá el argumento principal que históricamente ha actuado de forma
explícita o implícita para apoyar la necesidad del encierro en el hospital psiquiátrico,
se ha basado en el doble protección del enfermo respecto a la sociedad y de ésta
respecto a aquél. Dicho argumento partía de la suposición de la peligrosidad
del enfermo mental para los otros y para sí mismo. Esta falsa creencia en la
peligrosidad puede suponer un obstáculo fundamental tanto para la superación
del manicomio como para las posibilidades de reinserción comunitaria.
En este sentido, si bien no disponemos de suficientes datos empíricos
acerca de esta consideración en el pasado, parece que la suposición de
peligrosidad se va mitigando, y, tal como muestran los resultados de este estudio,
una mayoría de la población no se sitúa en el estereotipo de la peligrosidad,
si bien aun una minoría importante de la población en general permanece en
este convencimiento. Entre la población asistencial, la opinión que afirma la
peligrosidad sería, a primera vista, poco importante si no fuera porque, aunque
sea minoritaria, sus efectos pueden ser altamente disfuncionales en virtud de su
específica responsabilidad profesional.