Página 82 - Los Derechos Pol2

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obstáculos: la inexistencia de un ordenamiento jurídico planetario
con un carácter vinculante global y la debilidad de las organizaciones
supranacionales que en teoría deberían asumir ese papel de garantes
supremos de la ciudadanía cosmopolita. Lo anterior determina la ausencia
de unas herramientas político-jurídicas coercitivas “cosmopolitas” que
puedanimponerel respetoaunosDerechosHumanosconvigenciauniversal
en los supuestos de vulneración de los mismos. Hay que reconocer que el
monopolio de la coerción efectiva sigue residiendo en los Estados-nación
y desgraciadamente en las grandes corporaciones multinacionales y los
“mercados” a través de su poder de presión e influencia sobre los propios
Estados-nación y los organismos internacionales existentes. En esta
debilidad tiene que ver el nulo interés de la superpotencia hegemónica
y de los citados «mercados» en promover el aumento de peso de estas
instituciones en el panorama político-económico mundial, mientras
que alientan otro tipo de organizaciones internacionales que sirven a
sus intereses (Organización Mundial del Comercio, Fondo Monetario
Internacional...).
Para finalizar este análisis de la propuesta cosmopolita, es obligado
hacer mención a otro de los retos no resueltos para ella: la creación de
un espacio público “universal” donde sea posible un verdadero ejercicio
de ciudadanía igualmente universal. Este reto está inevitablemente
conectado con las carencias de legitimidad democrática de las que
adolecen las instituciones internacionales que deberían servir de base a la
nueva ciudadanía cosmopolita. Un espacio público político e institucional
donde la ciudadanía pudiera participar de forma efectiva y democrática
en la dirección política de la “comunidad universal”, y que de la misma
manera legitimara a las estructuras representativas de la misma.
Las alternativas rupturistas. La superación de la nacionalidad y del
Estado- nación como marco jurídico-político de la ciudadanía.