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LOS DERECHOS POLÍTICOS DE LOS RESIDENTES EXTRANJEROS:
LA CIUDADANÍA INCLUSIVA
Unión Europea, antes bien casi parecía una apuesta por su consolidación
definitiva.
Tras el fracaso de la coloquialmente conocida como “Constitución
europea”, se puso en marcha en el seno de la Unión un nuevo proceso
para intentar dotarse de cierta legitimidad “pseudo-constitucional”,
proceso que concluyó con la aprobación y entrada en vigor del citado
Tratado de Lisboa, que no es más que una versión del inicial tratado
constitucional más modesta en aspiraciones. Pero el procedimiento de
aprobación del Tratado de Lisboa no se vio libre de la falta de entusiasmo
de la ciudadanía de la UE que obligó a abandonar el proyecto del Tratado
para la aprobación de una Constitución Europea. También se pusieron
de relieve en él las dificultades para que los ciudadanos europeos se
sientan implicados en una construcción política europea de la que no se
consideran actores protagonistas. Así, los irlandeses rechazaron en un
primer momento mayoritariamente la ratificación del Tratado de Lisboa
por la República de Irlanda, lo que puso al borde de un nuevo grave revés
a la “construcción europea”, situación que se salvó cuando Irlanda dio su
visto bueno al tratado en un segundo referéndum
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El primer referéndum se celebró en junio de 2008, inclinándose el 53,4% de los votantes por el no. En el
segundo intento (octubre de 2009), la ratificación del tratado recibió un apoyo de un 67,1%.