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La situación de los enfermos mentales en Andalucía. Abril 2013
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El
Informe de Evaluación
sobre el nivel de cumplimiento de las líneas
estratégicas, realizado dos años más tarde y publicado en el año 2011, se plasmó
en el documento Nueva Estrategia para el periodo 2009-2013. En este documento
se detalla que se habían cumplido algunos de los retos marcados, quedando no
pocos temas pendientes, entre los cuales se destacaba la insuficiente dotación
de profesionales especializados y de recursos de rehabilitación y de reinserción
social de calidad.
Este informe de evaluación recoge, además, los recursos de cada
comunidad autónoma en materia de salud mental, cuyo análisis proyecta, por una
parte, una extraordinaria heterogeneidad y, a su través, disparidad de enfoques
e intensidad en los respectivos modelos de atención y, por otra, la persistencia
de acusadas diferencias, si bien en menor medida que en los últimos años, en la
oferta de servicios.
5. 2. La planificación andaluza sobre salud mental.
En lo que a Andalucía se refiere, el primer lugar el
III Plan Andaluz de
Salud
establece en su Línea prioritaria número II.5 (“Reducir las desigualdades en
el ámbito de la salud, con especial atención a los colectivos excluidos” –personas
con trastorno mental severo y carencia de recursos y redes sociales-) las siguientes
estrategias: a) asegurar un adecuado seguimiento de la atención sanitaria con
énfasis en la atención domiciliaria y b) impulsar el desarrollo y coordinación con
programas de apoyo social (en áreas de alojamiento, ocupación de empleo,
relaciones sociales y tutela jurídica, considerando la situación y necesidades
específicas de hombres y mujeres).
Sin duda el documento de planeamiento más fundamental y específico
en la salud mental lo constituye el
Primer Plan Integral de Salud Mental (I
PISMA
) en el que se marcan las iniciativas vinculadas a los diferentes objetivos
de sus 15 líneas estratégicas, caracterizándose esta primera planificación por la
participación de los profesionales vinculados a la salud mental así como por las
personas usuarias y sus familias.
El I PISMA, referido al periodo 2003-2007, surge estrechamente
vinculado con la Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud y
también en el marco de otras estrategias de corte internacional como son
la Organización Mundial de la Salud, la Comisión Europea y el Parlamento
Europeo, fijando como uno de sus prioridades fundamentales la eliminación