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1.9.1 Introducción

La infancia y adolescencia no son etapas fáciles en el ser humano. Desde antaño los adultos han tomado sus decisiones por y para los menores de edad siempre desde la perspectiva de que éstos representan el futuro pero olvidando que son personas con derecho a vivir su presente y con derecho a participar en las cuestiones que les afectan.

Es cierto que los menores de edad no representan un colectivo que permita etiquetas generalizadoras. No hay una infancia y una adolescencia, sino muchas infancias y muchas adolescencias del mismo modo que hay maneras muy diferentes de vivir esas etapas de la vida.

Existe un sector de la población menor de edad marcado por la carencia, de la misma manera que hay otro señalado por la opulencia. Hay una infancia nacida en la adversidad, sea ésta económica, social, física o cultural. En el peor de los casos y no infrecuente, hay una infancia y una adolescencia marcada por la combinación de varias de esas adversidades o de todas juntas.

Los datos macroeconómicos señalan que estamos saliendo de la cruel crisis económica que nos ha azotado en los últimos años. Pero esos datos todavía no parecen que estén haciendo mella en una parte importante de la sociedad. No está claro aún que estén consolidados los cimientos que permitan salir de la pobreza y marginación a una gran parte de nuestra infancia; precisamente la más vulnerable.

La pobreza de los niños y niñas en nuestro entorno además de tener un impacto cuantitativo importante y especialmente severo, los priva del derecho fundamental que es a tener un proyecto de vida en pie de igualdad con los demás.

De los colectivos más desvalido hemos de referirnos a los menores extranjeros no acompañados que llegan a las costas andaluzas sin la compañía de personas adultas que los protejan. Uno de los aspectos más destacados en asuntos de menores lo constituye sin duda el sustancial incremento de la llegada a Andalucía durante 2017 de adolescentes procedentes del África Subsahariana.

Desde los primeros meses de 2017 los medios de comunicación se han venido haciendo eco prácticamente a diario del rescate por Salvamento Marítimo de inmigrantes que arriban en pateras. De manera más significativa el mar de Alborán se ha convertido así en la meta de llegada para muchos chicos y chicas hacia una nueva vida con un futuro, incierto, pero al fin y al cabo un futuro mejor que el de la tierra que dejan atrás.

Sin embargo para otros el mar representa el destino más trágico del ser humando: la muerte. Ya son muchas las vidas perdidas de jóvenes que escapan de la miseria y pobreza de sus países buscando un horizonte nuevo, demasiadas.

Nuestra comunidad autónoma tiene una dilatada experiencia en la atención a estos chicos y chicas. No es un fenómeno nuevo. A mediados de los años 90 comenzó a detectarse en Andalucía un número significativo de menores extranjeros procedentes de Marruecos que eran derivados por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para ser atendidos en los centros de protección mientras se decidía su destino.

Desde entonces el Sistema de protección ha venido atendiendo a este colectivo prestándole la asistencia a la que tienen derecho por su condición de personas merecedoras de amparo y tutela.

Sin embargo durante 2017 se ha producido un significativo incremento de la llegada de estos menores a las costas andaluzas que ha provocado la saturación del propio Sistema de protección, según reconocen organizaciones no gubernamentales y la propia Administración autonómica. Esta última se ha visto obligada a solicitar apoyo del gobierno central y de la Unión Europa argumentando que Andalucía es la frontera sur del territorio común. Mientras estas ayudas llegan, se han debido de adoptar medidas de emergencia para atender a los menores, las cuales no han evitado la saturación de los centros de acogida inmediata, los problemas de convivencia en los centros o el malestar de los profesionales que se ven desbordados para atender esta nueva demanda, a pesar de sus esfuerzos.

A continuación, ofrecemos un resumen de algunas de las principales intervenciones en asuntos relacionados con menores de edad. La totalidad de las actuaciones llevadas a efecto durante 2017 como garantes de los derechos de la infancia y adolescencia quedarán reflejadas en el informe que se presenta al Parlamento de Andalucía en la condición que ostenta esta Institución de Defensor del Menor.